Tuesday, October 28, 2008

TRASTORNOS DEL SUEÑO EN LA INFANCIA

Actualmente, el concepto de sueño implica a factores psicológicos, conductuales, fisiológicos, farmacológicos, etc. Desde un punto de vista fisiológico, el sueño es un estado temporal de inconsciencia caracterizado por un cese de la actividad sensorial, de la movilidad y del estado de alerta. La necesidad de dormir es biológica y aparece periódicamente en ciclos, con el fin de procurar un descanso al organismo y regenerar energías gastadas. No se trata de una situación pasiva, sino de un estado activo donde tienen lugar cambios de las funciones corporales y actividades mentales de enorme trascendencia para el equilibrio psíquico y físico de los individuos. Desde una perspectiva conductual, siguiendo a Buela-Casal (1990), el sueño (tanto su estructura como su duración), estaría determinado por cuatro dimensiones diferentes: tiempo circadiano u hora del día en que está localizado (¿cuánto duerme el sujeto?), factores intrínsecos al organismo (edad, patrones de sueño, estado fisiológico o necesidades de dormir, ¿cómo duerme?), conductas que facilitan o inhiben el sueño (¿qué hace para dormir?), y por último, el ambiente (habitación, temperatura, luz, ruido, etc., es decir, ¿dónde duerme?).
El sueño de los niños, al igual que el de los adultos, es una función fisiológica que puede alterarse. Las alteraciones del sueño en el niño son frecuentes en la infancia. En el caso de ser alteraciones leves, no tienen porqué conllevar ninguna consecuencia grave y suelen desaparecer llegando la adolescencia, pero cuando las alteraciones normales del sueño infantil, se presentan en una intensidad y frecuencia que comprometen el curso normal del desarrollo evolutivo del niño, entonces hablamos de trastorno del sueño. De hecho, muchos problemas conductuales, sociales, de aprendizaje y cognitivos pueden tener su origen en un mal dormir. Estos trastornos pueden llegar a volverse recurrentes y provocar efectos negativos ya que el niño no dormiría bien y repercutiría en cambios en su temperamento, generando una alteración de la dinámica familiar, escolar y laboral. El aspecto social del niño también se vería afectado ya que éste por miedo a que se presente alguna situación desagradable, dejaría de realizar actividades con sus compañeros como irse de acampada o quedarse a dormir en casa de algún amigo.
La conducta para conciliar el sueño o durante éste es variable para cada niño. No todos los niños tienen iguales hábitos de sueño. Entre niños sanos habrá algunos dormilones y otros que duermen poco, algunos lo harán de manera tranquila y otros estarán inquietos. A pesar de la existencia de patrones de sueño característicos para cada etapa del desarrollo infantil, no debemos olvidar que cada niño tiene su individualidad respecto al sueño.
Pese a la definición que hemos ofrecido previamente, hemos de tener en cuenta que la definición de trastornos del sueño en la infancia no es tarea fácil si tenemos presente una serie de consideraciones importantes:

A menudo existen problemas del sueño en lugar de verdaderos trastornos del sueño.
Frecuentemente el problema es para los padres y no para el niño. De igual forma, situaciones que para unas familias son problemáticas no lo son para otras del mismo entorno.
Las diferencias entre lo normal y lo anormal muchas veces es definido según la edad y no según el patrón de sueño. Los mismos síntomas pueden tener significados muy diferentes según la edad del niño. Por ejemplo, es de poco valor saber que un niño moja la cama si desconocemos la edad del mismo pues es una situación normal a los dos años y patológica a los nueve.

Por otro lado, la importancia del sueño en la infancia se ve incrementada por tres razones fundamentales (Pin Arboledas):

El sueño es para el niño la actividad en la que más horas invierte.
Hay una estrecha relación entre los problemas nocturnos y las alteraciones diurnas de comportamiento.
Las alteraciones de los patrones del sueño del niño producen estrés familiar y disfunciones escolares.

Mientras que los problemas del sueño se pueden definir como patrones de sueño que son insatisfactorios para los padres, el niño o el entorno, el trastorno se definirá como una alteración real, no una variación, de una función fisiológica que controla el sueño y opera durante el mismo. Así pues, el trastorno representa una función anormal mientras que el problema puede representarla o no.
En ocasiones, el tratamiento va a ser semejante se trate bien de un trastorno bien de un problema del sueño, debido a que las alteraciones de los patrones específicos del sueño infantil pueden causar serios problemas, incluso cuando se trate únicamente de variaciones de la normalidad.

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